Una terapia psicológica consta de 4 fases:
Primera fase: Evaluación
Consiste en recoger toda la información necesaria para comprender el problema, cómo se originó y por qué la persona sigue teniéndolo en la actualidad a pesar del sufrimiento que le provoca.
Segunda fase: Explicación de la hipótesis explicativa
El psicólogo explicará al cliente en qué va a consistir la terapia y qué técnicas específicas se van a utilizar y va a aprender, una vez ya tiene toda la información sobre cómo se originó el problema y cómo se está manteniendo actualmente.
Tercera fase: Terapia
El terapeuta entrena en las estrategias más adecuadas para superar el problema. Estas técnicas se aprenden durante las sesiones terapéuticas que luego el cliente debe practicar en su vida diaria para así aumentar la rapidez y la automatización de las nuevas habilidades.
Cuarta fase: Seguimiento.
Una vez el cliente aplica con éxito lo aprendido en terapia en situaciones difíciles de su vida y el problema empieza a desaparecer, comenzarán las terapias a distanciarse en el tiempo.
El objetivo es crear independencia y seguridad poco a poco, comprobando que uno puede enfrentarse por sí mismo a los problemas sin depender o necesitar del apoyo de un psicólogo.