Las 7 etapas del duelo amoroso: cómo superar una ruptura de pareja
Tanto para el amor como para el desamor existen multitud de dichos y creencias irracionales:
“es mi media naranja”
“da sentido a mi vida”
“no voy a poder vivir sin él/ella”
“si me deja me muero”…
Etapas dentro de una relación de pareja
Cuando estamos en pareja pasamos por diferentes etapas dentro de la relación:
- Pasión
- Enamoramiento
- Compromiso
- Decepción
- Superación de crisis
- Transformación
Pueden ser relaciones más o menos duraderas y de todas ellas podemos aprender a saber qué es lo que queremos dentro de la pareja y lo que no. Puede que haya pasado algo que nos haga tomar la decisión de separarnos, o por el contrario, sintamos que nos estamos desgastando, que no tenemos los mismos objetivos o que simplemente estamos juntos porque nos damos una falsa seguridad.
En el momento en el que somos conscientes de que lo mejor para crecer individualmente es romper la relación de pareja, aparecen ciertas preguntas que nos harán dudar: ¿Y si encuentra a otro/a con el que sí es feliz? ¿Eso es que el problema soy yo? ¿Y si yo no encuentro a nadie como ella/él? ¿Y si me estoy equivocando y sí que funciona?
Este tipo de cuestiones nos llevan a un gran error: pensar que algún día cambiará y querremos lo mismo, lo que nos puede llevar a generar expectativas irreales, culpa por “no ser capaz” de dejar la relación o por querer cambiar al otro a mi medida.
Sin embargo debemos ser conscientes de si estamos con esa persona porque la elegimos para ser nuestra compañera de vida o si la necesitamos, conceptos totalmente diferentes y que determinan parte de la dependencia emocional de muchas de nuestras relaciones tóxicas.
Las 7 fases del duelo amoroso
El proceso de duelo dentro de la pareja se suele comparar al duelo por el que pasamos cuando fallece alguien querido e incluso a una ruptura de amistad.
Tanto el dejado como el que deja, pasa por un proceso de cambio personal, en el cual podemos fluctuar entre las 7 etapas de duelo amoroso, ya que el proceso no es lineal.
- Impacto. Primera reacción de shock. Actuar como si no hubiera pasado nada, incredulidad ante la nueva situación y la pérdida con sensación de paralización, desorientación. Sentimos que la vida se estanca y la atención se concentra en la pérdida. Se bloquean las emociones y es difícil concentrarse en las tareas diarias. Sensación de irrealidad y aturdimiento. Puede venir acompañada de síntomas físicos de ansiedad o cansancio extremo. “Esto no me puede estar pasando a mi”.
- Negación. No aceptamos que la relación ha terminado, minimizamos lo que ha ocurrido achacándolo a un posible enfado transitorio en que en breve todo se solucionará, con la esperanza de que vuelva la persona que se fue. Muy similar a lo que sucede cuando se vive la muerte de un ser querido. “No es para tanto, seguro que se le pasa”.
- Pena y depresión. Empezamos a asumir la pérdida, el cambio en nuestra vida. Aunque también puede llevarnos a un pensamiento negativo hacia nosotros mismos o nuestro futuro. Suele describirse como un sentimiento de vacío. Es importante permitirse vivir la emoción sin conductas destructivas (consumo de drogas, promiscuidad, inicio de nuevas relaciones…). La pena proviene no solo de la pérdida de la persona, sino del proyecto de vida construido. “No puedo vivir sin él/ella” “No tiene solución”.
- Culpa. En esta etapa aparece la rumiación de pensamiento. Darle vueltas buscando un culpable por la sensación de fracaso (normalmente pensando que todo ha sido culpa suya), dándole vueltas a la relación y agotándonos mentalmente. Esta etapa puede ser vivida tanto por aquel que termina la relación, como por el abandonado. Pensar sobre qué fue lo que falló, qué podría haber hecho de forma diferente. Si algo tiene de positivo la culpa es que nos puede ayudar a hacer cambios en relaciones futuras. “¿Y si hubiese sido más cariñosa/o con él/ella? ¿Y si he sido muy duro/a?”.
- Rabia. El momento en que se experimenta la rabia depende de cada persona en particular. Algunos la sienten muy al principio, otros son más lentos hasta llegar a sentirla, e incluso pueden experimentarla de forma muy ligera. Hay que tener cuidado si se revela en rabia destructiva como forma de venganza o en la siguiente relación. No habría que sentirse culpable por sentir rabia en esta etapa, ya que esta nos ayuda a centrarnos en nosotros y nos motiva a reconstruir la nueva vida. “No me merece” “Se arrepentirá de hacerme esto”.
- Resignación. Esta es la etapa más difícil del proceso de duelo amoroso. El proceso de aceptación de que la relación realmente ha terminado y que la otra persona no volverá, canalizándola a través de tristeza y el dolor. Se repasa la relación, lo vivido,… y empezamos a pensar en uno mismo para construir el nuevo futuro. Tras pasar por las anteriores etapas, puede que lleguemos agotados a esta y que tardemos un tiempo en recuperar la energía para avanzar y seguir adelante. “Estoy lista/o para seguir con mi vida”.
- Reconstrucción. En esta etapa desaparece el dolor y aparece la gratitud. Se centra en el desarrollo propio y la reorganización de creencias y valores. “He aprendido mucho de lo vivido, tanto bueno como malo”.
Al igual que cuando fallece alguien, cada uno lleva el duelo amoroso de forma diferente, con tiempos diferentes y conductas diferentes. Es importante no juzgar, pues todos llegaremos a la última etapa en más o menos tiempo, con más o menos esfuerzo.
El cómo lo vivamos dependerá exclusivamente de nosotros.
Jennifer Doménech Pulido, es psicóloga clínica en Red Cenit