Jóvenes adictos a la pornografía: estrategias de intervención
En los últimos años, el consumo de Internet entre los más jóvenes ha crecido de manera exponencial. Esta expansión, sumado al uso inadecuado que se puede hacer de las nuevas tecnologías, ha facilitado un acceso a la pornografía cada vez a edades más tempranas.
Datos oficiales aseguran que 7 de cada 10 adolescentes consumen pornografía.
Un estudio reciente de la ONG Save The Children señala la edad a la que acceden por primera vez a este tipo de contenido en torno a los 12 años, indicando que este consumo es mayor en hombres (80%) que en mujeres (40%). Es por ello que es de vital importancia hablar de las implicaciones que esto puede conllevar en la psique de nuestros adolescentes.
Implicaciones del consumo excesivo de pornografía
La exposición constante a contenido pornográfico, que a menudo presenta imágenes y situaciones sexuales irreales, puede llevar a los jóvenes a desarrollar expectativas poco realistas sobre el sexo y las relaciones. Esta distorsión no solo afecta su comprensión de la sexualidad, sino que también puede dificultar su capacidad para experimentar y disfrutar de relaciones sexuales y emocionales saludables. La adicción a la pornografía también puede llevar al desarrollo de conductas sexuales problemáticas, influidas por las imágenes y escenas que se presentan en este tipo de vídeos.
Además, los jóvenes adictos a la pornografía pueden enfrentar serios problemas relacionales. La dependencia de la pornografía puede reducir su interés en establecer y mantener relaciones íntimas reales, lo que puede resultar en aislamiento social que conlleve una disminución de sus habilidades de comunicación y dificultades para formar conexiones emocionales profundas.
Otro aspecto preocupante es la desensibilización que puede ocurrir con el consumo continuo de pornografía. Los jóvenes pueden llegar a necesitar estímulos cada vez más intensos para alcanzar el mismo nivel de excitación, lo que puede afectar su capacidad para disfrutar de experiencias sexuales normales. Esta desensibilización puede tener un impacto negativo tanto en su vida sexual como en su bienestar emocional, creando una dependencia de estímulos más extremos y menos saludables.
La salud mental de los jóvenes también puede verse afectada. La culpa y la vergüenza asociadas con el consumo de pornografía pueden desembocar en ansiedad, depresión y baja autoestima, atrapando a los jóvenes en un ciclo de auto-reproche y deterioro emocional. Como consecuencia, puede dificultar aún más la capacidad de buscar y recibir ayuda, prolongando los efectos negativos de esta adicción. Además, todo esto puede afectar al rendimiento académico ya que la falta de concentración y la disminución de la motivación pueden llevar a un bajo rendimiento escolar y afectar de manera negativa a su desarrollo educativo.
Pero, ¿qué podemos hacer ante esta problemática que aumenta cada vez más en nuestros jóvenes?
Estrategias de ntervención para jóvenes adictos a la pornografía
- Educación sexual: Es fundamental formar a nuestros jóvenes con programas de educación sexual que aborden los riesgos y realidades de la pornografía para ayudarles a desarrollar una comprensión saludable de la sexualidad.
- Supervisión y control parental: Es alarmante el fácil acceso que se tiene a este tipo de contenidos. Es por ello que los padres deben utilizar herramientas de control parental y supervisar el uso de Internet de sus hijos para limitar el acceso a contenido inapropiado.
- Promoción de actividades saludables: Fomentar la participación en actividades sociales y de ocio puede reducir el tiempo que los adolescentes pasan en línea y minimizar el riesgo de adicción.
- Apoyo profesional: En caso de que muestren signos de adicción a la pornografía lo más aconsejable es recibir apoyo de profesionales especializados en este tipo de adicciones.
Elena Beato Murcia, es psicóloga clínica en Red Cenit
